Siete lugares imprescindibles de San Sebastián
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- Publicado: Lunes, 23 Septiembre 2013 10:43
- Escrito por Lomejor.com
Hay un lugar en el que el tempestuoso Mar Cantábrico y la milenaria Euskadi se dan la mano en un abrazo de brisa salada. Ese lugar es San Sebastián, una ciudad llena de encantos turísticos en la que perderse es un placer. Los visitantes pueden darse un tranquilo paseo por la playa de la Concha; montar en el funicular que sube a la cima del Monte Igeldo, desde donde se ven inolvidables puestas de sol; maravillarse con el Peine del Viento de Chillida, que brota de las rocas y peina las olas; perderse en la zona vieja de la ciudad, donde los bares y tascas ofrecen sus conocidos “pintxos”; O descubrir las zonas más románticas de la ciudad. No hay duda que San Sebastián ofrece al turista un amplio elenco de posibilidades para pasar un fin de semana inolvidable.
La ciudad tiene siete recorridos que resultan imprescindibles para conocer lo mejor de Donosti. Comenzamos el recorrido:
BAHÍA DE LA CONCHA
La Bahía de la Concha es la imagen de San Sebastián: la más clásica, la más fotografiada, la más visitada… La playa de La Concha es la más céntrica de la ciudad; partiendo del Ayuntamiento y hasta el Pico del Loro, en su kilómetro y medio de extensión de arena blanca priman la elegancia y la urbanidad. Esta playa tiene su fama bien ganada, no en vano, está considerada como una de las mejores playas urbanas de Europa.
A lo largo del paseo de la Concha los turistas encuentran varios elementos con personalidad propia y reconocidos fuera de la ciudad: la barandilla de la Concha, que es uno de los iconos más universales de la ciudad; las farolas, que sirven de premio en el Festival de Cine de San Sebastián; la zona de “los relojes”; y la zona de La Perla, con sus distintas ofertas de talasoterapia, hostelería, asociaciones deportivas…). Todos estos elementos hacen que los paseos por la Concha sean una actividad ineludible para turistas y donostiarras. El paseo alrededor de la bahía puede continuarse rodeando el Monte Urgull por el Paseo Nuevo, y llegando hasta el final de la Playa de la Zurriola, en la zona de Sagüés, en lo que constituye un espectacular paseo urbano de alrededor de 6 kilómetros.
El otro elemento principal de la bahía es la Isla de Santa Clara. Pocas ciudades pueden presumir de tener una isla en plena bahía y San Sebastián es una de ellas. Se puede disfrutar de su pequeña playa, de los paseos hasta el singular edificio del faro, de los senderos con sus merenderos o los cafés en la terraza del bar.
Santa Clara cuenta además con su propia playa, que es una experta en el arte de aparecer y desaparecer. Su pequeña superficie, que no supera los 30 metros de longitud, la deja a merced de las mareas, pero también le ha proporcionado su exquisito encanto. Incluso dicen que con las mareas vivas de otoño hay quien ha logrado llegar a pie con la bajamar, desde el Peine del Viento.
PARTE VIEJA
La Parte Vieja, como su propio nombre indica, es el germen de la ciudad actual, y está delimitada por tres elementos naturales: el monte Urgull, el río Urumea y la Bahía de la Concha. Hasta 1863 estaba delimitada también por la muralla de la ciudad; año en el que se decidió derribarla para acometer el nuevo ensanche urbano.
El corazón de la Parte Vieja lo ocupa la plaza de la Constitución. Su edificio central fue hasta la década de los cuarenta el Ayuntamiento de San Sebastián. Los balcones de los coloristas edificios que la rodean tienen impresos unos números que nos remontan a su pasado en el que hacía funciones de coso taurino. Hoy, sin embargo, la plaza es un lugar lleno de vida y el escenario protagonista de las fiestas locales más importantes: el 20 de enero, día de San Sebastián, con la izada y la arriada de la bandera; y el 21 de diciembre, día de Santo Tomás.
Una de las principales aficiones de los donostiarras, que ha sido también seguida por los turistas es callejear por esta zona de la ciudad y recorrer los numerosos bares o restaurantes de la zona: txikitos, txakolí, los ubicuos pintxos… ¡la Parte Vieja es un hervidero gastronómico!
En la Parte Vieja están también las dos iglesias más antiguas de la ciudad. La iglesia de San Vicente es el templo más antiguo. Construida durante la primera mitad del siglo XVI bajo el estilo gótico, en su interior se esconde uno de los mejores retablos del románico, obra de Ambrosio de Bengoechea y Juan de Iriarte. Junto a él, comparten protagonismo el órgano francés Cavaille-Coll, de 1868, y sus impresionantes vidrieras. La Basílica de Santa María es una impresionante obra barroca del siglo XVIII que preside la calle Mayor. De esta obra de arte destacan la fachada barroca de matiz churrigueresco, presidida por una escultura de San Sebastián Mártir y el retablo mayor dedicado a la Virgen del Coro, patrona de la ciudad. Junto a la pila bautismal, se puede contemplar una escultura en forma de cruz de Eduardo Chillida.
ENSANCHE
Tras el derribo de la muralla a finales del siglo XIX y los sucesivos planes de ensanche de la ciudad, San Sebastián fue adquiriendo poco a poco su fisionomía actual. El ensanche se planificó de forma muy cuidada, con un urbanismo muy elegante y decimonónico, en un estilo ecléctico.
Lo mas destacable de esta área es la sensación de conjunto apenas alterado por un puñado de edificaciones modernas, en las que caben destacar el Ayuntamiento de San Sebastián, inaugurado como casino en 1897 y que atrajo a grandes personajes como Mata Hari, Rotschill, el Rey de Bélgica ó el Sha de Persia a sus fiestas hasta 1924, año en que se prohibió el juego.
La Catedral del Buen Pastor también es de obligada visita. Fue inaugurada en 1897 y su estética de estilo ojival está inspirada en las iglesias medievales de Alemania y Francia. Prueba de esa inspiración es la afilada aguja que corona el edificio y que le proporciona la categoría de “el más alto de San Sebastián”. En su fachada principal, destaca “La Cruz de la Paz”, obra del escultor Eduardo Chillida. Con sus 1.915 metros cuadrados es la iglesia de mayor tamaño de toda la ciudad.
Siguiendo el ensanche de la ciudad hacia el interior, encontramos otros puntos singulares: la Plaza de Bilbao, coqueta con una fuente monumental, construida para favorecer el acceso a la estación del ferrocarril del Norte; el Puente de María Cristina, el mas elegante sobre el río Urumea, con cuatro templetes inspirados en el puente Alejandro III de París; el Paseo de Francia, en la otra orilla del río, junto a la estación del Norte, romántico paseo de sabor francés con sus fuentes “Wallace” y palacetes de principios de siglo XX y con la barandilla que adornaba el paseo de la Concha antes de 1910.
En 1912, año destacado en el desarrollo turístico de la ciudad, se inauguraron el Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina, el nuevo balneario de La Perla, el funicular del Monte Igeldo o el “topo” (ferrocarril que une Donostia con Irún).
En julio de 1912 la regente María Cristina inauguró el hotel que llevaba su nombre. A lo largo de sus más de cien años las elegantes y suntuosas habitaciones de este hotel han alojado desde la aristocracia y realeza de principios de siglo hasta las últimas estrellas de Hollywood, pasando por músicos, escritores y personalidades variadas de prestigio internacional.
El teatro Victoria Eugenia, inaugurado una semana después del hotel María Cristina, es un edificio renacentista construido en arenisca. Desde la primera escenificación de la obra "En Flandes se ha puesto el Sol" de la compañía de María Guerrero, el teatro ha sido la sede de los principales acontecimientos culturales de la ciudad, así como del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
MONTE IGELDO
El Monte Igeldo ofrece una de las vistas aéreas de la Bahía de la Concha más emblemáticas y reconocidas, aunque no por ello menos impresionantes. Situado el extremo occidental de la bahía, el acceso al monte puede realizarse en transporte privado, pero es recomendable tomar el funicular, el más antiguo de Euskadi y en funcionamiento desde 1912, para observar y fotografiar la ciudad desde una espectacular perspectiva.
El funicular nos lleva directamente al parque de atracciones Monte Igueldo, un parque de aquéllos que ya no quedan, donde el encanto de sus antiguas atracciones, como la Montaña Suiza y las Camas Elásticas, hacen las delicias de niños y mayores.
En el centro del parque podemos encontrar el Torreón de Igeldo, del siglo XVIII, cuya función inicial de faro ha cambiado a la de mirador. En el flanco occidental del monte, destaca el faro construido en 1855 por el ingeniero de caminos Manuel Peironcely; es el lugar perfecto para disfrutar de la belleza del mar y de los acantilados de Igeldo.
MONTE URGULL
En este monte, en pleno corazón de la ciudad, encontraremos además de una vista privilegiada, la Casa de la Historia, y restos de la muralla y los cañones, testigo del pasado militar de la ciudad.
La abrupta historia militar de la ciudad sigue viva en el Monte Urgull. Su enclave y orografía, la convirtieron en el siglo XII en fortaleza militar y sus murallas, único testigo de la San Sebastián amurallada junto con los restos que se conservan en el aparcamiento subterráneo del Boulevard, sufrieron ataques y asedios a lo largo de los años. El Monte Urgull fue testigo en 1794 de la primera capitulación de la ciudad a manos de los franceses y presenció, impotente, el incendio que fruto de la batalla de las tropas galas con el ejercito anglo-portuges destruyó la ciudad en 1813.
El Castillo de la Mota, en lo alto del monte, construido en el siglo XII fue pieza clave de la defensa de la villa, y a su alrededor aún pueden apreciarse los cañones y las aspilleras defensivas, así como la Casa de la Historia, el museo que, en un recorrido a través de audiovisuales, maquetas, objetos y escenografías, dibuja los rasgos que han definido la vida de los donostiarras a lo largo del tiempo, narrando así los más de 800 años de una ciudad joven y viva. El Cementerio de los ingleses, en la ladera norte del monte, testifica el paso de los ingleses por San Sebastián.
Custodiando la ciudad, desde la cima del Monte Urgull, la escultura del Sagrado Corazón (el Cristo de la Mota) se sumerge en el paisaje donostiarra. La obra, realizada por el artista Federico Coullaut en 1950, mide más de 12 metros de altura y se ve a una distancia de 4 millas desde el mar.
ANTIGUO ONDARRETA
Situada entre el Monte Igeldo y los jardines del Palacio de Miramar, la playa de Ondarreta ofrece más de medio kilómetro de longitud y 100 metros de ancho de arena donde tumbarse al sol. Los jardines al borde de esta playa son también un excelente espacio para descansar a la sombra y disfrutar del entorno.
En el extremo oeste de la playa, al final del paseo, se encuentra el Peine del Viento, escultura realizada por el escultor Eduardo Chillida y el arquitecto Luis Peña Ganchegui, ejemplo perfecto de belleza en estado puro. La fusión entre la bravura del mar y la fuerza de las estructuras de hierro han elevado su carácter natural de obra de arte contemporánea a lugar de encuentro y relax para donostiarras y turistas.
En el otro extremo de la playa de Ondarreta, sobre el saliente rocoso conocido como Pico del Loro, se encuentran los Jardines de Miramar, con privilegiadas vistas sobre la bahía de La Concha, una parada obligatoria en todos los paseos por el litoral de San Sebastián. Gobernados por un espectacular Palacio, antiguo Palacio Real para la época estival, e inspirado en las casas de campo inglesas, los jardines de Miramar descienden suavemente hacia el mar, entre senderos de gravilla y parcelas floridas.
ZURRIOLA
Olas, surf y juventud. Estos son los componentes principales de la Playa de la Zurriola, la playa con más movimiento y ambiente de San Sebastián. Situada en pleno barrio de Gros, entre los cubos del Kursaal y el Monte Ulia, la playa de Zurriola se ha convertido, desde su remodelación hace 15 años, en el destino favorito de surfistas y jóvenes de todo el mundo con ganas de divertirse y conocer gente.
A la “Zurri” -como la denomina la juventud donostiarra- se va, sobre todo, a moverse. Ese dinamismo, es precisamente su mayor atractivo. Campeonatos y constantes cursillos de surf, de volley ball, partidos de fútbol o pala… La cuna de la actividad playera se encuentra aquí, en los 800 metros de largo que ocupa la Zurriola.
Coronando el extremo oriental del paseo, el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, edificio símbolo de la nueva arquitectura moderna, diseñada por Rafael Moneo, es el nuevo eje cultural y congresual de la ciudad, y sede de los Festivales mas emblemáticos de San Sebastián.
La zona de la Zurriola sirve también de acceso al Monte Ulía, que constituye un parque natural en plena ciudad. Antigua atalaya de avistamiento de ballenas, ofrece la zona de senderismo más importante de la ciudad, surcado por el Camino de Santiago por la costa.
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